El embarazo supone la presencia de un nuevo ser dentro de una persona. Y como tal, hay que cuidar a ese ser. Una de las formas más importantes de proceder a su cuidado es mediante la alimentación de la madre. Aunque hay muchos profesionales que indican que durante el embarazo pueden tomarse todo tipo de alimentos, lo más normal es que se eviten algunas tipologías de comida. Se trata más de una prevención, pero ya se sabe, ‘más vale prevenir que curar’. Éste es el caso de la cafeína, presente en más productos de los que imaginamos: café, té, refrescos de cola e incluso el chocolate.
Muchas mujeres disfrutan su taza de café por la mañana pero lo cierto es que la cafeína puede traspasar la placenta y afectar al feto, o al menos generalmente ha existido la creencia popular de que el café es poco beneficioso para las embarazadas. En realidad, una investigación ha comprobado que puede existir un consumo moderado durante el embarazo. Un estudio incluido en el programa Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas , coordinado por el Instituto de Salud Carlos III (dependiente del Ministerio de Economía), concluyó que no se observa “una relación de la cafeína ni con defectos congénitos ni con el peso del recién nacido”.
Sin embargo los expertos y los médicos continúan insistiendo en la moderación de la ingesta de la cafeína en el embarazo. Las amantes del café pueden calcular un máximo de 200 mg al día. Aunque eso sí, los diferentes tipos de café, los diferentes tipos de cocción (tipo de cafetera) y la presencia de cafeína en otros líquidos también afectan. De esta manera, el café arábigo es el que presenta menos cantidad de cafeína; cocido en la cafetera también suele tener menos cantidad.
Recordemos que aún así, hay que evitar este tipo de productos (café, té, refrescos de cola y chocolate) para así estar seguros de que el bebé tenga un correcto desarrollo.